El dolor por la pérdida de un ser querido

El duro pasaje que toca hacer, para alcanzar poco a poco la serenidad cristiana, la resignación cristiana de saber que ya no podemos abrazar físicamente a nuestro ser querido, sólo espiritualmente. El dolor por una pérdida, el vacío que deja la muerte de un ser querido, el conjunto de sentimientos encontrados que esto provoca. Es un tema tratado por muchos, vivido por tantos, y sin embargo, muchos no salen nunca de ese laberinto que provoca el dolor, el vacío que deja el ser querido que ha fallecido. 

Despedirse de un ser querido ¿para siempre? depende, de lo que crees o de lo que no crees. Para los cristianos, despedirse de un ser querido, es sólo un hasta luego, porque, (uno quiere pensar que así será), nos veremos luego en el Paraíso, ese mundo lleno de paz y felicidad, donde los problemas no existen, ese mundo que nos ha prometido el Señor. 

Así que decimos nada más es un hasta luego, ese ser querido se nos adelantó, en el tren de la vida, se bajó antes del destino final. Pronto llegará el momento en el que estaremos todos juntos, disfrutando de ese maravilloso ambiente. 

Mientras… duele esa despedida

Y no hay aviso de muerte que nos haga acostumbrarnos poco a poco a la despedida definitiva con nuestro ser querido, ni una enfermedad mortal, ni un infarto, ni la muerte mientras duerme, lograrán ahogar la desesperación inicial. Al final, sólo quien cree en algo superior, divino, o en Dios, como creemos los cristianos, logramos poco a poco alcanzar esa resignación cristiana. 

Cuando la muerte toca a tu puerta, y se lleva a tu ser querido, sentimientos de impotencia, de rabia, de desesperación dominan tu ser. Ese dolor fuerte en el pecho que te quita el aire. Mientras los días van corriendo, te aferras a esos recuerdos, a esa galería de imágenes que son la vida junto a esa persona que ha significado tanto para tí. Y serán esos recuerdos los que te acompañarán siempre, al principio con dolor y desesperación, luego con el pasar del tiempo con serenidad. 

Sentir tu presencia

Esa sensación es maravillosa. En el mismo momento en que su espíritu deja su cuerpo material, ha sucedido a muchos de sentir esa presencia que trata de calmarte, en esos momentos de desesperación, y que después con el pasar de los años, te acompañará siempre dentro de tu corazón. Eso da paz, da serenidad. Y permite seguir viviendo, pensando en que algún día nos volveremos a ver.

Cuando nos dejan nuestra mascota

Que difícil es despedirse para siempre de un ser querido. Mientras llevamos adelante nuestra vida, sobre la marcha de este tren nuestro de la vida, se van bajando en distintas paradas, antes de la tuya, amigos, parientes y hasta nuestras mascotas, a quienes consideramos miembros de nuestra familia. 

Con la muerte que nos visita, al final nos hace reflexionar que esta vida es una sola, que debemos dejar de lado las polémicas absurdas y sin sentido y disfrutar la vida, el momento justo con quienes amamos, porque después será demasiado tarde. 

Me gustaría reflexionar sobre el amor que nos tienen las mascotas, están presentes en todo momento, se dan completamente a nosotros, nos aman sin medida, nos perdonan siempre, aceptan ese poco o tanto amor que les damos y sobre todo son fieles hasta su muerte. Mi hija mayor me dijo que estos seres tan nobles deben durar poco en este mundo, porque pertenecen a Dios, son almas puras entregadas plenamente al otro. Y yo agrego que son seres irremplazables, que nos dejan esta enseñanza de fidelidad y amor. 

En medio del dolor o los problemas no estamos solos Dios nos manda ángeles, estas mascotas son angelitos, son seres que nos dan una gran lección de vida: no ahogarnos en estupideces,la vida es otra cosa, incluso ante los problemas graves, para todo hay solución, es importante vivir plenamente el hoy con tus seres queridos. 

En resumidas cuentas 

Hay que apreciar cada momento tan frágil en esta vida con todos nuestros seres queridos, sean cortos o largos decía mi cuñada, gran verdad. Pensar siempre que hoy es tu último día con ellos, Así los vives intensamente, Carpe Diem, tratar de discutir lo menos posible, tratar de dar prioridad a los mejores momentos. 

Por eso mientras los tengamos en vida, hay que tratar de mejorar las relaciones, no covar rencores, resentimientos, odios que solo te enferman, los somatizas. Tratar de perdonar a todos y todo.

En el fondo hay que aceptar al otro así como es, soportar sus diferencias así como vienen, tener paciencia cada día, vivir el día como si fuera el último dando amor a quien lo necesite.

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