Patrick Anderson: el hermano menor de Guillermo

Le pedí a Patrick si me mandaba una anécdota con Guillermo Anderson, y me mandó este bello texto, que representa no sólo la buena relación de dos hermanos, sino también una sintonía que los acompañó hasta el final.  Entre estas líneas, se siente no sólo el super cariño a su hermano mayor, sino sobre todo su admiración. Gracias Patrick.

Los hermanos Anderson

Yo me llamo Patrick, y soy el hermano menor de Guillermo. Desde el punto de vista de un hermano, algo curioso entre nosotros dos eran algunos gustos muy similares. Por ejemplo, en Honduras, una de las pocas personas con las que yo podía compartir y degustar una sabrosa pizza de anchoas era con mi hermano. En Honduras, las anchoas no soy muy populares. La gente le hace las cruces por lo saladas. A otros no gustan por su fuerte olor. Para nosotros, era la pizza favorita, y si el establecimiento ofrecía pizza, uno de los dos, ¡rápido preguntaba por las aborrecidas anchoas!

Otra historia que recuerdo bien, fue que Guillermo había “ojeado” en una tienda unos tenis con un look particular. Ese estilo no era muy popular, y en la tienda solo había un par de venta. El día que finalmente decidió ir a comprarlos, ya no los vio. Al preguntarle a una de las empleadas sobre los tenis, ella le dijo, “vino unos minutos tarde fíjese.  Hace poquito vino un muchacho y se los llevo.” Apesarado se fue sin los tenis para su casa, donde para el colmo, yo había ido a visitarlo calzando un par de tenis nuevos y muy emocionado se los enseñé para ver si le parecían.  “No te creo,” me dijo, “hace poquito fui a comprarlos y la empleada me dijo que ya se los habían llevado.” ¡Él y yo, jamás habíamos discutido antes que ese estilo nos gustaba!  ¿Casualidad?

Otra anécdota, es que Guillermo fue amante y practicante del surfing mientras realizó sus estudios de literatura y teatro en la Universidad de Santa Cruz, California. Me contaba de las intensas ganas que adquirió por surfear cuando joven. Muy convenientemente, la universidad, con playa colindante al Océano Pacifico, regalaba oleaje apto para ese deporte a todos los estudiantes que se atrevían. Guillermo aprendió tan bien el surfing, que cuando azotaban las tormentas que generan los frentes fríos durante los meses de diciembre y enero en La Ceiba, se metía como “Juan Por Su Casa” al mar revuelto e inclemente, para practicar ese su deporte favorito.

Por mi parte, los hermanos de mi cuñada Lastenia Godoy, compraron una tabla de windsurfing (surfing a vela) a mediados de los ochenta.  Después que finalmente aprendí con ellos (no es fácil aprender), a mí también me invadió un “rigió” inigualable, al punto de obsesión. Pasaba días enteros windsurfing con los Godoy en nuestro Mar Caribe; terminaba negro de sol, y con un hambre atroz.  Guillermo me contaba de su surfing, y yo a el del windsurfing.  Los dos usan una tabla para desplazarse sobre el agua.  Pero talvez lo más parecido fueron las ganas con la cual ambos adoptamos esos deportes que en Honduras casi no se conocen. A Guillermo todo lo que se tratara de mar lo enamoraba. Yo más de alguna vez también quise ser marinero cuando cipote. Pero el destino lo hizo a él capitán de un velerito que compró ya por último (El Mis Lastenia). Yo, sin embargo, ¡volé varios años como capitán de avión en las aerolíneas nacionales!

Musicalmente hablando, también, si lo que le gustaba a él me gustaba a mí, y viceversa.  Guillermo al igual que yo, gustaba mucho de todas las harmonías jazz, y ritmos africanos y afroamericanos.  Me contaba de los grupazos y músicos que había visto en festivales de Jazz mientras estudió en California, y yo le contaba de los grandes que había visto en el Festival de Jazz de Nueva Orleans mientras fui estudiante en la Universidad Estatal de Luisiana. La música definitivamente fue un nexo importante en nuestra relación.

No hay duda que Guillermo y yo teníamos backgrounds similares, y por lo tanto, gustos en común. Bueno, criados en la misma casa y hermanos de la misma madre y padre después de todo, así que talvez no sea de extrañarse.  Sin embargo, la talentosa, innovadora, e iluminada alma artística fue suya. Yo de poeta y loco, bien poco; un poquitín talvez.

Patrick Anderson

Al fondo, en uno de los conciertos de Guillermo, su hermano Patrick

Uno de los temas de Guillermo preferidos por Patrick es Amor y Confidente, donde le hizo de baterista. En este audio que me mandó Patrick sentí alegría, pero también tristeza y nostalgia.

Guillermo y yo: Cuando éramos chiquitos...

 

Guillermo Anderson «Costa y Calor» (En Vivo – Llevarte al Mar) Patrick fue el baterista del Album, Costa y Calor.

“Cortaron el árbol” de Guillermo Anderson

Entre las tantas amistades de Guillermo Anderson, Max Urso me pasó el contacto del amigo de los tiempos de la universidad de Guillermo: Pablo Aslan.

Pablo es uno de los más brillantes músicos argentinos residente en Nueva York, el contrabajista lo definen biografías encontradas en Google, como un músico inquieto que alterna sus proyectos de tango, que incluyen giras y grabaciones con músicos de la talla del chelista Yo Yo Ma o el violonista Gidon Kremer, con una sólida carrera en la escena del jazz neoyorkino, realizó el proyecto Avantango junto al pianista Ethan Iverson y al talentoso saxofonista Thomas Chapin, el músico más importante de la avant-garde de Nueva York, lamentablemente desaparecido poco tiempo después.

Contacto a Pablo y quedamos que grabaríamos una video call, por zoom, y allí la primera pregunta que le hago, es cómo conoció a Guillermo.

2008. Pablo Aslan, llega a Honduras a visitar a Guillermo. En la foto Pablo, Guillermo y los hijos de Pablo.

Un viaje lleno de descubrimientos para Pablo y su familia.

Algo que desde siempre hizo parte de Guillermo: Su compromiso con su gente con su tierra. Como dijo Pablo, Guillermo pudo haberse quedado en San Francisco o en California, y haber realizado su carrera allí. Pero siempre pudo más el amor a su gente, a su país.

Guillermo cantando en mi país en el 2008

Max le pidió a Pablo participar en un homenaje a Guillermo, así se grabó “Cortaron el árbol”. Los Cenzontles con Pablo Aslan y Eugene Rodríguez interpretan «Cortaron el Árbol «- original de Guillermo Anderson incluida en el álbum Homenaje «Navegando-Un Tributo a Guillermo Anderson» por Costa Norte

De ese viaje que realizó Pablo a Honduras, quedó maravillado de la música garífuna. Y quisiera hacer algo con ellos, como una asignatura pendiente, de algo que pudo haber hecho con su hermano Guillermo, y el destino no lo permitió.

Guillermo: dejó amistades a su paso que hoy y nunca lo olvidarán

Renato y Guillermo

Entre las anécdotas que cuentan los amigos de Guillermo Anderson, Está la de Renato Monzón, un productor guatemalteco, que vivió muchos años en Costa Rica, y en México, que es donde reside ahora. Trabajó con el grupo de Rock guatemalteco, Alux Nahual, y ellos le comenzaron a mencionar la música de Guillermo Anderson, cuando fue con este grupo a Honduras, buscó la música de Guillermo, y le encantó.

Años después, al irse a vivir a Costa Rica con un buen amigo, y considerado su hermano, Manuel Ardón, con quien ya hablé anteriormente y me dio una bella anécdota de Guille, Renato cuenta que Manuel, es considerado el pionero en Costa Rica de llevar la música centroamericana y la música cubana. Y fue Manuel que le habló a Renato, de Guillermo de Guillermo.

Siempre trabajando con Alux Nahual, Renato va en el 2002 a Guatemala. El baterista del grupo, Lenín Fernández, ya fallecido, le pide a Renato que trabajen juntos en una iniciativa del ministerio de Turismo, iba a ver una convención a nivel centroamericano, y la última noche participarían diversos artistas. Y fue así como Renato se hizo cargo del sonido del evento. Un evento que contó de parte de Honduras con la participación de Guillermo Anderson. Fue allí donde se conocieron y comenzaron su amistad. Una gran amistad, como me dijo Renato.

El siguiente es un audio que recorre esa amistad nacida en conciertos, y cultivada en los años

Es esta foto están: Guillermo Anderson, Carlos Valladares (New Orleans EEUU) y Lenin Fernanandez QEPD (Guatemala )

Cuando Renato se enteró de la enfermedad de Guillermo, sobre todo cuando se agravó, cuando Guillermo fue a Guatemala para recibir un tratamiento, estaba casualmente también allí Renato, le pidió a Lenín, el baterista de Alux Nahual, que aún vivía, le pidió que hablara con Guillermo para poder verlo y saludarlo. Pero el destino quiso que no se vieran por última vez, una emergencia hizo que Renato regresara a México, y quedó sólo dentro de su corazón los recuerdos de esa gran amistad.

«Y lamentablemente después se nos adelantó (Guillermo) y no tuve la oportunidad de verlo esa vez que estuvo en Guatemala, pero éste es mi recorrido con la amistad de Guillermo Anderson que para mí fue un amigo muy especial, una persona muy especial y al que yo admiro mucho como te dije, como persona y como artista.

“Bajo la piel de tu pueblo”, canción a Guillermo Anderson

Guillermo Anderson y su amigo Luis Mejía Godoy en casa de Luis
Una foto muy especial de Luis Mejía Godoy. En su casa junto al poeta Ernesto Cardenal, Guillermo Anderson, Luis; el director de Escritores por la Tierra, de España; y de espaldas al lente fotográfico, la cantante nicaragüense Norma Helena Gadea
Luis Enrique Mejía con Guillermo Anderson en Costa Rica, cuando realizaron un concierto del Caribe Centroamericano. Concierto que participaron también otros amigos de Guillermo: Rómulo Castro de Panamá, Manuel Monestel y Luis Ángel Castro de Costa Rica.

Hablando con otro gran amigo de Guillermo, Luis Mejía Godoy, lo primero que me quiso compartir fue una canción que le compuso en un homenaje que se le hizo en el 2016 en Nicaragua, poco después de su fallecimiento.

Luis Enrique Mejía Godoy.  Músico, compositor y cantautor nicaragüense. Es uno de los más importantes cantautores del país.  Pertenece a una familia con tradición musical, su padre era músico y su hermano Carlos Mejía Godoy es también un renombrado músico.

«En la carretera hacia Honduras, hace como 10 años, yo iba con mi Banda Tierra Fértil a un concierto y tuvimos un pequeño problema con nuestro vehículo, y de casualidad pasaba Guillermo y se bajó a ayudarnos…», explica Luis Mejía.

Cuando le pedí a Luis que me diera una anécdota con Guillermo me mandó esta canción, que le escribió, aún no la tiene grabada, este es el texto:

BAJO LA PIEL DE TU PUEBLO (A Guillermo Anderson) 

LEMG. Marzo 2016

Esta canción es renovado maizal

para un cantor de este tiempo

que descubrió la ternura del mar

bajo la piel de tu pueblo

De Choluteca a Puerto Cortés

de Copán al río Patuca

una guitarra de cedro y ciprés

por toda Honduras se escucha

Eh eh, eh eh, Eh, eh, eh, por toda Honduras se escucha…

Esta canción es rayito de sol

que baila Punta en invierno

un Walagallo con danza y tambor

para tu alma de guerrero

Bajo la luna como un caracol

que se desnuda en la playa

y baila en ritmo de son para vos

en La Mayor esperanza

Eh eh, eh en, Eh, eh, eh, en La Mayor esperanza

Esta canción es poderoso sontín

que los miskitos te dieron

pa´restañar las heridas de amor

y borrar el mal recuerdo

Esta canción nació en Nicaragua

bajo una luna creciente

y la erupción de un antiguo volcán

de abrazos incandescentes

Eh eh, eh eh, Eh, eh, he, de abrazos incandescentes

Esta canción es un mar

y hermoso sol Caribeño

que unidos más fuertes están

junto a tu canto y tu sueño

Una gaviota, un pez vela, un tucán

me contaron que te vieron

en un velero cantando en el mar

punta, parranda y  boleros

Eh eh eh, eh eh eh, con tu alma de marinero

Eh eh eh eh, eh eh eh, junto a tu canto y tus sueños

Eh he he, eh he he, con tu actitud de guerrero

Eh he he, eh eh ehi, bajo la piel

La primera foto, Guillermo con Luis en Nicaragua, actuando en el local La Ruta Maya con ellos cantó también el cantautor nicaragüense y muy amigo de Guille, Luis Pastor González. En la segunda foto de esta presentación, en el Teatro Nacional de Tegucigalpa, Luis Mejía, invitado por Guillermo Anderson a participar en un concierto junto con Carla Lara. En la tercera foto, con Luis Pastor González en Nicaragua en el Festival por la Paz, en 1983.

No hay quien no recuerde a Guillermo Anderson, como un “increíble ser humano, transparente, honesto, sensible…”   Y es así como lo describió Luis, y agregó, Guillermo, un amante y defensor de la naturaleza…

Luis Mejía escribe así su anécdota, una de tantas que lleva en su corazón:

«Con Guillermo Anderson, a quien conocía hace muchos años y habíamos participado en varios encuentros y conciertos en Centroamérica, fuimos invitados ambos para participar en el Encuentro de “Escritores por la tierra”, organización española de poetas, escritores, músicos e intelectuales por la defensa del medio ambiente”.

“El evento se realizaría en la ciudad de Cáceres en España y teníamos que viajar a Madrid por la línea aérea Iberia, tomando el avión desde Costa Rica, de tal manera que ahí nos encontramos con Guillermo y algunos de los invitados a este encuentro, entre ellos Rómulo Castro de Panamá, Nahuel de Argentina y Lázaro García de Cuba”.

Siguiendo con su anécdota, Luis recuerda que el avión tuvo un atraso de algunas horas, “así que con Guillermo y los otros compañeros aprovechamos el tiempo y hablar… Pasaron las horas, hasta que nos dijeron que el vuelo saldría hasta el amanecer, por lo que yo, que llevaba para compartir durante el encuentro, una botella de Flor de Caña, decidí sacarla de mi maletín de mano y bebimos para hacer la espera menos pesada. ¨¡Charlamos, bebimos, contamos chistes, nos reímos, cantamos, encantados de la vida!

En España, en el Festival de Escritores por la Tierra, en Cáceres

Luis Ángel Castro, Guillermo Anderson, Luis Mejía Godoy, Manuel Monestel y Rómulo Castro
En la casa de los Mejía Godoy en Managua, junto al cantautor guatemalteco Fernando López
El Encarguito versión Luis Mejía Godoy

El Encarguito de Guillermo, versión de Luis Mejía grabada en el 2011 junto con «Memoria de la Abuela»

Memoria de la Abuela versión de Luis Mejía Godoy

En el Festival Verdad en el Salvador, con los músicos y cantautores Godofredo Echeverría (El Salvador), Rómulo Castro (Panamá) y Gabino Palomares (México)

En el aeropuerto de Barajas, Madrid, con dos músicos de la banda de Mejía Godoy y el cineasta salvadoreño Jorge Dalton

Los tres del Caribe

Guillermo Anderson, Manuel Monestel y Rómulo Castro

Fotos de Guillermo Anderson y Rómulo Castro en Madison y en Nicaragua año 2000

Estoy escribiendo otra anécdota de un gran amigo de Guillermo, de Panamá, Rómulo Castro, compositor de grandes artistas del calibre de Rubén Blades… y me llega una información de Max Urso, primero, y luego del ex embajador ante la Santa Sede, Carlos Ávila Molina: La bellísima propuesta de la diputada del Partido Libertad y Refundación (Libre), Patricia Murillo, para que el aeropuerto Golosón de La Ceiba lleve el nombre del fallecido cantautor Guillermo Anderson.

Esta moción será presentada al Congreso Nacional, y se espera que se discutida en los próximos días. De ser así, la terminal aérea sería llamada con el nombre de nuestro gran amigo y hermano.

En informaciones varias, se sabe que el aeropuerto Golosón es un eslabón importante en el desarrollo turístico de la ciudad de La Ceiba, y la conexión entre las Islas de la Bahía y tierra firme. Además de que recientemente demostró poder recibir vuelos grandes desde Europa.

Propuesta de la Diputada Patricia Murillo

Después de saber de esta bella propuesta, me dedico a escribir la anécdota de Rómulo Castro, un camino juntos con Guillermo en el ámbito del arte y de la amistad.

Al empezar a detallar sus momentos con Guillermo, Rómulo me cuenta, que, aunque si, si sabían de cada uno, sobre el arte y la profesionalidad del otro, no fue sino hasta el 2000 que comenzaron a hacer trabajos artísticos juntos.

“Te diría que nos conocimos de lejos, pero nos conocimos en 1990 en Honduras en ocasión de un festival llamado Aires de abril, fui con Luis Arteaga (amigo cantante), invitados por nuestra amiga hondureña Merly Eguigure, también amiga de Guillermo. No conservo mayores recuerdos de aquellos días, salvo la certeza de que conocí a Guillermo entonces y que, entre otras plazas, nos presentamos en el Teatro Nacional». El Festival lo organizaba «La Ocarina» que era una organización cultural donde participaban personas de diferentes disciplinas. Por Panamá estuvieron Luis Arteaga y Rómulo Castro; Por Guatemala, Fernando López y Rony Hernández. Y de Honduras Guillermo Anderson y, aparte, el Grupo Rascaniguas.

«Fui invitado por Panamá y en dónde estrené recién compuesta mi canción ‘La rosa de los vientos’. En aquel Festival participaban grupos de toda Centroamérica y lo común”, explica Rómulo, es que, en esa época, existían las remanencias de las guerras fratricidas centroamericanas de los 80 y su influencia en el arte a través de la canción política, “digamos de la canción protesta suramericana, la Nueva Trova Cubana” y la nueva canción ‘hispana’ a través de gente muy conocida como Paco Ibáñez o Joan Manuel Serrat, recuerda Castro.

Rómulo Castro, Guillermo Anderson y Manuel Monestel, con otros más en Costa Rica y El Salvador

Rómulo dijo que, en el Festival Aires de Abril, en cuanto a términos musicales, y de propuestas temáticas las notas discordantes, por llamarlas de algún modo, eran Guillermo Anderson y Rómulo Castro.

“Guillermo con el énfasis que hizo desde el inicio en la música alegre y esperanzadora y ritmática de La Ceiba hondureña y yo muy influenciado por el Caribe panameño y cubano, así que digamos que pusimos notas ritmáticas de alegría y de esperanza en un ambiente que era de bastante protesta, denuncia y música en tonalidades menores. No nos hicimos muy amigos entonces, pero digamos que ya supimos que hacíamos cada uno y empezamos digamos, a seguirnos la huella”.

En Guatemala, en Madison, en Managua y en Honduras

Pero estos dos grandes de la canción centroamericana no se encontrarían sino hasta el 2000.

Anécdota de Rómulo Castro sobre su amigo Guillermo Anderson

En Panamá

Uno de los cuatro videos existentes en Youtube de «Los tres del Caribe»

En el 2000 y en el 2001 estuvieron en Madison, incluso en el 2001 estuvieron en Washington invitados por el Instituto Smithsoniano a presentar el mismo concierto de Central América All Stars en el que, cómo dijo Rómulo se fortaleció su amistad con Guillermo. En el segundo viaje, cuando iban además a la capital estadounidense, Rómulo hizo una escala previa de una semana en Honduras, en La Ceiba, para preparar el concierto.  Llegó con su guitarrista Marcos Linares porque, como me explicó Castro, el grupo acompañante sería el de Guillermo y tenían que montar un repertorio conjunto.

Anécdota de Castro recordando a Los tres del Caribe

 

Rómulo Castro terminó su anécdota ……

«Cómo posdata creo que solo podría decirte que tanto o más que la correspondencia, las lecturas compartidas, los ensayos o las presentaciones conjuntas en cualquier escenario de lo que compartimos, tanto o más que eso, era importante el buen humor y la convivencia antes y después de las presentaciones. Sobre todos los after concert, las largas conversaciones de muy buen humor y de humor ácido acompañadas por buen ron y por puros, los habanos hondureños que llevaba siempre Guillermo para compartir en aquellas giras».

“Su ausencia. Lo de Guillermo sigue doliendo mucho, incluso me emocionó ahora contándotelo, pero bueno, gracias a estas experiencias como la de esta conversación que estamos teniendo, contribuimos a mantener viva su memoria junto con su música, que siempre me acompañara».

Rómulo, es un sentimiento común para quien conocimos de cerca a este Gran Ser Humano, lleno de tantas cualidades, que deben servir para tener un ejemplo, un modelo a seguir. Gracias Rómulo por abrirte y permitir saber algo más de Guille.

Esta presentación de fotos en el 2012 en Austin EEUU, y en Panamá

Otro momento de los tres del Caribe, Anderson, Monestel y Castro

Disfrutemos esos momentos mágicos que producía este grupo

Y esta canción de Guillermo -«Cualquier lugar»- Rómulo la versionó junto al Grupo Tuira para el disco en homenaje a Guillermo cuya edición coordinaron Lastenia y Max Urso en Honduras, hace un par de años.

Cualquier Lugar de Guillermo Anderson

Un tipo, llamado Anderson de la Ceiba, apellidado Honduras, Planeta y Mas allá

Hablando con Max Urso, me dio el contacto de Manuel Ardón Morera, dueño de Jaulares Producciones. Costarricense, productor de eventos, conciertos y booking.

Jaulares Producciones, como se lee en su página Youtube, «es el resultado de mas de 18 años de experiencia y trabajo continuo en Centroamérica , organizando actividades recreativas en el que destacan los eventos masivos. Durante todos estos años nos hemos dedicado a la producción de conciertos nacionales e internacionales, Festivales, así como también a la producción de eventos muy puntuales para relanzamiento de marcas. En este año 2012, la Compañía se consolida en la producción de dichos espectáculos y se plantea crecer como agencia de booking independiente, colaborando de esta manera con grandes artistas emergentes».

Hablando luego con Manuel le pedí una anécdota sobre nuestro amigo Guillermo Anderson, y me mandó este texto con el título que le puse a mi artículo hoy…. me encantó. Gracias Manuel.

Como escribió Manuel: Un tipo, llamado Anderson de la Ceiba, apellidado Honduras, Planeta y Mas allá

«Lo conocí en el 99 , en un barcito Tegucigalpeño llamado, Q, Barro, ahí lo escuche por primera vez, me lo presentó el poeta aullador Jorge Alberto Laínez, este muchacho tenía 16 años, conocía a Guillermo desde los 8 y quería cantar o componer igual que él, por cosas del destino conversó en ese momento con Renato Monzón, mi escudero de siempre el resuelve técnico, el resuelve sistemas, mi mano izquierda y derecha, bueno lo cierto del caso es que Renato me presentó a Laínez, un chico que apenas ameritaba sus primeros alcoholes ese día, pero con una ilusión y aciertos de banderas musicales centro e iberoamericanas en su habla. Para ese tiempo Renato y yo estábamos produciendo la primera gira centroamericana con Pablo Milanés, gira muy exitosa debo decir, y al oír cantar a Guillermo en ese bar hubo una necesidad de hacerme una crítica constructiva, la noche del evento con Pablo, Guillermo debió abrir el concierto, debió cantar en la apertura, probablemente el empresario que contrató el show ni lo conocía, pero al escucharlo en ese Bar, una casona vieja y descampada en medio de los ojos visores de una ciudad cercada por cerros y tugurios, la que duerme mientras busca engañada su identidad bajo el manto de sus nudos asfálticos con la mirada erguida de la Virgen de Suyapa. Otras ciudades, como se dice en Honduras, San Pedro Sula trabaja, mientras  la Ceiba lo disfruta, ese nuestro atlántico feroz inclemente de ilusiones y sueños, el quijotesco emblema de Guillermo, para ser y aparecer en la vida, esas arenas turbias, semilleros de sueños, esos oleajes llanos, cabalgarles de marineros, barcazas grandes o pequeñas, noches taciturnamente bellas impostergables, fecundadoras por siempre de esa risa en sus oleaje, esa clara espuma de boca, como ola rompiendo, fulgor de nacimiento, como sigilo de río, o riachuelo cauteloso bajo la sombra de inmensos verdes,  mar sereno y ancho».

«Fue hasta agosto del 2005, que lograríamos llegar a la Ceiba, era una obligación casi honrosa, el poder visitar esta bella tierra y junto a un guía tan particular, Guillermo en Ceiba es un «Dios» digo es porque la estatura de un hombre ejemplar nunca muere, creo que en la Ceiba al igual que en Buenos Aires con relación a Maradona deberían construir la «Iglesia Andersoniana»en honor a Guillermo y sus fragatas literarias convertidos en en versos y canciones, pulmón de selva y playa centroamericana, bastión de energía literaria en soles y estrújales mayores, en lunas y eternos celajes por vivir».

«A lo que iba, cuando sacudo sentimientos con memoria, suelo desviarme».

«Lo cierto del caso es que después del concierto de despedida de la Ley, nos quedaba un tiempo libre, y ni modo a conquistar la Ceiba, ese Atlántico despierto, que ilumina y del cual nos hablaba Guillermo, ese trayecto de San Pedro Sula es bastante largo y por lo tanto como extranjeros cada tanto, preguntábamos sobre la distancia o kilómetros, fue muy folclórico recibir de los lugareños la siguiente reseña, a la pregunta, cuantos kilómetros nos faltan para llegar a la Ceiba, las respuestas eran ahí, como 2 horas y así continuamente, rebuscando rótulos u orientación, las respuestas acontecieron de la misma forma o manera, los kilómetros se medían en horas, es ahí adonde formulé la pregunta diferente y dije cuántas horas faltan para llegar a la Ceiba y el lugareño me responde, La Ceiba está como a 20 kilómetros, si García Márquez existiera de seguro le hubiera encantado buscar musas en la Ceiba».

«Bueno lo cierto del caso es que llegamos a La Ceiba, Renato Monzón, Alejandro mi cuñado, el mae más arrecho y honrado para hacer puertas y yo».

«Guillermo nos recibe, nos invita a comer a un restaurante playero, no me acuerdo del nombre, pero comimos rico, tomábamos unos tragos de Chivas Regal, le obsequié una caja de habanos cohíba que le había comprado a Mayra Caridad Valdez y guardaba con mucho cariño. Posterior a la comida Guillermo nos invita a un bar muy particular, como especial es su nombre, espero que aun exista, la experiencia fue maravillosa el bar se llamaba, «El Sol Nace para todos». Ahí probamos por primera vez el Giffiti, licor caribeño hecho con alcohol y hierbas aromáticas entre ellas la mariguana, lo tomamos estray, así nos aconsejaron, yo termine bailando con una negra gorda bellísima persona, ella era quien organizaba la casa de Guillermo, su colaboradora doméstica, la pasamos muy bien, era un bar garífuna o de negros, adonde solo podían entrar los negros e invitados de Guillermo».

«Al día siguiente, la cruda o la goma, Monzón estaba caído, Alejandro Pleno y vigoroso, yo, más o menos, habíamos acordado alguna hora y estuvimos puntuales, Guillermo llega y hace la siguiente pregunta. Ok ¿Qué quieren, conocer las islas o una a aldea garífuna? yo me adelante y dije,, por supuesto la aldea garífuna. Era esa necesidad de reconocernos en identidad centroamericana así como conocer las motivaciones de las canciones de Guillermo, es así como nos encaminamos a Zambo Creak».

«Guillermo nos endosa una guía negra azabache llamada Noemí García, Ella se enamoró de Alejandro mi cuñado a primera vista, Alejandro cuasi un nórdico blanco es decir los contrarios se atraen. Ella muy gentil tras caminar algunos metros en la arena, nos conduce a un sitio donde fabricaban los tambores caribeños, como decir algunos bata cubanos, en medio de la fabricación. Niños bailando al ritmo, e igualmente conversación sobre comidas, todavía lo debo a doña Cielo una tormenta de libros culinarios que prometí. La Guía Noemí, nos condujo hasta un restaurante, donde Renato se tomó su mejor cerveza michelada, Alejandro entendió que era amado y yo pude saber porque Guillermo escribía lo que escribía y porque su voz sonoreaba  a playa, sol y selva a raudales. En buena hora, tuve el lujo de conocerle, amigo interminable, precursor  de celajes de vida impostergables»-

Manuel Ardón Morera

Gracias Manuel, preciosa Anécdota.

Carlos Sabillón y su gratitud a Guillermo

En esta anécdota, me dice un gran artista Carlos Sabillón, que para él, Guillermo Anderson es sobre todo un referente musical para quienes se han dedicado a la música, a escribir canciones y cantar.

Carlos Sabillón, al tener el mismo productor de Guillermo, Max Urso, pudo tener muchas experiencias junto al gran cantautor. En su primer disco compuso una canción con Guillermo, Se te puede ver. Guillermo le dio una mano, digamos así, le dio un empujoncito a sabillón cuando estaba iniciando su carrera. Carlos logró ir a los Ángeles a hacer la revisión de su disco «Sin tiempo ni distancia».

Francesco Cabras recuerda a Guillermo Anderson

Hasta ahora tengo sólo dos anécdotas que dar de dos personas que conocieron a Guillermo Anderson y una de ellas es el actor italiano Francesco Cabras, que me contó que fue a Honduras para buscar alguna historia por contar y poder fotografiar. Y se encontró con su amigo Massimiliano Urso, manager de Guillermo Anderson. Acá va su anécdota en italiano.

«Ho conosciuto Guillermo Anderson nel 1995. Ero andato in Honduras per cercare storie da raccontare e fotografare e per trovare il mio caro amico Massimiliano Urso. Lui quasi subito dovette partire non ricordo se in tour o in Italia dove ha parte della famiglia. Per aiutarmi, oltre ad accogliermi nella sua casa, mi lasciò una mappatura di consigli e contatti cui potessi fare riferimento nell’approccio a un paese dove sarei tornato e che avrebbe lasciato più di un segno nella mia vita. Massimiliano era stato il leader dei Khaos, storica band centroamericana di hard rock della prima metà degli anni ottanta, dall’Italia si sarebbe trasferito definitivamente a San Pedro Sula continuando il suo lavoro di produttore e musicista».

Francesco dijo que en esa época, no era fácil encontrar en el país a alguien que se interesara en cuestiones ecológicas o que conociera los derechos de los pueblos indígenas, entre los pocos que si demostraban ese interés era Max, que aún no conocía a Guillermo, según cuenta Francesco, y la otra persona era Guillermo Anderson.

«All’epoca in Honduras non era facile trovare personalità interessate a questioni ecologiche o connesse ai diritti dei popoli indigeni, Massimiliano era tra questi, a sua volta aveva sentito molto parlare di un altro musicista, tecnicamente più legato alla tradizione, che cantava di natura e animali veicolando il suo messaggio anche ai bambini, ma i due non si erano mai incontrati. Mi consigliò di cercarlo e così feci. Una mattina giunto a La Ceiba bussai in casa di Guillermo. Ricordo all’inizio una prima, comprensibile circospezione da parte sua, probabilmente perché l’Honduras veniva spesso visitato da figure a metà tra il cooperante internazionale e il giornalista, alla ricerca di un’esperienza ‘esotica’ o dell’affermazione più o meno inconsapevole delle proprie virtù assistenziali.  Iniziammo a parlare e l’atmosfera si sciolse ben presto. Ciò che mi fu immediatamente chiaro di lui era la sincerità delle sue parole: l’amore espresso dalle sue canzoni per gli esseri umani e la natura corrispondeva al sentito del suo cuore e della sua testa».

En su anécdota, Francesco afirmó que Guillermo era un Artista.

«Guillermo Anderson era un artista, nell’accezione più alta e semplice della parola. Non c’era contraffazione. Col tempo ebbi modo di conoscere meglio il suo mondo poetico e mi resi conto che quel cantautore aveva in sé gli enzimi percussivi e tribali propri del meticciato honduregno: un amalgama unico e fecondo che rendeva la sua musica energeticamente incontenibile. Anderson era un vero Catracho dunque, ebbi modo di imparare anche questo termine che descrive efficacemente l’identità profonda honduregna. Ma la sua peculiarità era quella di aver fatto evolvere nella sua musica anche tutta la scuola dei maestri latinoamericani, dal Messico all’Argentina, fino al cantautorato classico della scuola francese europea e del pop anglosassone. Proprio in quest’ultimo territorio probabilmente avvenne l’incontro artistico e umano con Max Urso che sarebbe diventato il suo più significativo partner musicale sino alla sua scomparsa».

Después de ese encuentro, Francesco participó en la producción del nuevo disco de Guillermo realizando la portada. Termina su anécdota expresando su orgullo de haber podido encontrar en su vida y haber tenido como amigo de Guillermo Anderson.

«L’anno successivo al mio primo viaggio in Honduras partecipai alla produzione del nuovo disco di Guillermo realizzando anche la copertina. Negli anni ci siamo sentiti o visti molto raramente ma mi ritengo privilegiato e anche piuttosto orgoglioso di averlo potuto incrociare nella mia vita e di aver avuto un piccolo ruolo nella collaborazione artistica e nell’amicizia che sarebbe nata tra un mio vecchio amico e un nuovo amico».

El arte desde varios ángulos

Max Urso me dijo este verano, que le quisieron hacer un tributo a Guillermo Anderson. Su grupo Dantos, lanzó una canción de Guillermo, re grabada a la versión del género del grupo Dantos. Es una pieza de cuando Guillermo iniciaba a cantar, pero que, me dijo Max, nunca grabó como debía.

«La canción se titula «Ella común y corriente», compuesta por Guillermo Anderson y nunca grabada en uno de sus Cds, el la ejecutaba en sus primeros conciertos y la incluyó en un Cassette de un concierto que grabó en vivo y editó con el título «Retratos» en 1988, siempre me gustó mucho y se había planeado grabarla en un futuro Album, obviamente esto no se pudo realizar… entonces con Dantos, Rodrigo Cervantes y yo, la grabamos ahora con un nuevo arreglo como homenaje a Guillermo»….

Este 6 de agosto, cuarto aniversario del fallecimiento de Guillermo Anderson se pudo escuchar su canción. Me encantó también el video.

Ella común y corriente, canta Rodrigo Cervantes, música Dantos

El grupo Dantos acaba de sacar un nuevo sencillo que esta fenomenal. en este artículo del medio Criterio HN, explica los orígenes del grupo y nos habla del lanzamiento y aceptación del público de este sencillo, una sonrisa perdida.

Me encantó el artículo porque toca la realidad de la cultura de Honduras, las limitaciones que tienen los artistas, la poca consideración que se les dan, sobre todo de parte del gobierno. Y también el sector privado. Es triste, que no haya interés de parte de un país, y que no considere a la cultura como un puente para sobresalir y mejorar su condición de vida. Increible, como Guillermo logró superar todas esas barreras.

Aunque si siempre se lamentó conmigo y creo con sus amigos. Que ir contra corriente era duro. Con tantos proyectos e ideas por ayudar a su Honduras. Al final, con tal de hacer conocer a nivel mundial el país, muchas veces iba a festivales, o a conciertos, sin ser considerado como debía ser, digo a nivel económico. Uno como Guillermo merecía mejor trato y consideración. El ya no está pero hay muchos pequeños Guillermitos que están naciendo, y este pensamiento, esta manera de tratar a la cultura de Honduras, debe cambiar. Más respeto para ellos, para su dignidad, para su arte y vocación.

Buscando artículos que hablarán sobre Guillermo Anderson encontré estos dos que me encantaron.

Este fue escrito apenas murió, una fan italiana de Anderson, Claudia Landini, hizo este artículo en septiembre del 2016. Es una chica que ha viajado por el mundo, como lo demuestra su sitio internet.

Me gustó este párrafo de su artículo, que dice «yo lloro fácilmente escuchando la música, pero con Guillermo, las lágrimas, caen por seguro, porque los temas de sus canciones me llegan directo al corazón: el amor por su país, que bello nuestro mundo, la pasión por su cultura, el calor humano, la alegría de vivir. Mientras escuchaba Costa y Calor, el himno más hermoso que se haya escrito por Honduras…. lloré también, porque cuando vivimos en Tegucigalpa, aún era posible moverse sin preocupaciones, sin miedo que te pusieran una pistola en la sien en cualquier momento, y podía regresar tranquilamente a casa en la noche, sola. Sé que todo ha cambiado drásticamente ahora, y la Tegucigalpa que conocíamos no existe más. Y lloraba también porque Guillermo Anderson, uno de los artistas más dulces, cálidos y humanos que Honduras jamás ha «producido», estaba bien, y feliz, cuando yo viví allá. la última vez que lo vi, fue en un concierto en Tegus. estaba contentísimo porque ese día, había nacido una de sus hijas, y tocó con un amor y se dejó transportar, como jamás he visto hacerlo a otros artistas».

En Febrero de este año, este chico Luis Lezama, habló también de nuestro querido Guillermo Anderson, en este artículo

Me encantó este párrafo de su artículo:

«Desde que nos dejara, Honduras se viene desbarrancando por la vida como quien ha perdido el amor más querido. A veces escucho por horas sus álbumes y creo, llevado por su música, que Guillermo Anderson fue el mejor hondureño de todos los tiempos. Por lo menos, eso sí no lo dudo, fue quien mejor supo atrapar la naturaleza melancólica y fabulosa de los personajes que pueblan toda la costa de este país incierto. Una muchacha que lava ropa ajena durante la semana y que los viernes se transforma en la reina del baile, un futbolista venido a menos que cuenta sus tiempos de gloria y pena por los bares abrazado a una botella, una mujer hermosa atrapada con un marido abusivo, un marinero enamorado, un capitán mítico, un jardín donde reina un pichete malvado. Uno tras otro, Anderson fue decodificando la realidad compleja del caribe hondureño para contarla llena de profundidad, con sus puntas más hirientes, en pequeñas cápsulas de cinco minutos. Más que un músico, era un cronista, un sociólogo, un cuentista con la maña de cantar y rasgar una guitarra».

Según el portal “Honduras is Great”, Lezama ganó el Primer Premio del XI Concurso Internacional de Cuento “Ciudad de Pupiales”, organizado por la Fundación Gabriel García Márquez.

Una gran nostalgia se queda conmigo

Mientras pensaba en como introducir una nueva anécdota dedicada a mi querido hermano Guillermo Anderson, quise ver que noticias nuevas me traía Google sobre él, si había algún homenaje hecho en su honor en estos días.

Y me salió este artículo donde justamente ayer 15 de septiembre día del 199 aniversario de la celebración de las fiestas patrias de mi país, salio este artículo, que habla de la séptima edición de la Revista Rosalila, de la Dirección de Gestión de Cultura del Centro Universitario Regional del Occidente, (CUROC), en donde, en la versión digital, le rinde un tributo a Guillermo Anderson.

En el artículo recuerdan que se eligió la fecha de ayer, para publicar la revista «como un regalo a la patria por su celebración 199 de independencia y en conmemoración de los 40 años en que el sitio arqueológico Copán Ruinas fue decretada como patrimonio cultural de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Es de recordar, que Rosalila corresponde al nombre de uno de los templos más emblemáticos de Copán Ruinas, la revista es considerada como el importante órgano de difusión de la vida cultural y académica del CUROC, como artículos relacionados al resto de los departamentos de Honduras, con la perspectiva de fortalecer la identidad nacional».

En plena pandemia mundial, pero sobre todo, cómo la está viviendo nuestra querida Honduras, con tanto dolor, desesperación. Tantos hondureños, que ven morir a sus parientes, amigos, vecinos, de esta enfermedad, que de una u otra manera, no ha sido controlada como debía ser,  Donde, una vez más la corrupción, y los intereses de algunos, han prevalecido, a la solidaridad, al bienestar común.

Si estuviera vivo Guillermo, creo que se moría de nuevo, de ver hasta dónde ha llegado la injusticia social, y cuánto está sufriendo el pueblo hondureño.

Este artículo sentí que está tratando de rascar de lo profundo de cada uno de nosotros, lo mejor que tenemos, para ayudar al otro, para entender que esta vez, el individualismo y el egoísmo no nos van a ayudar a salir de ésta. que tenemos que ir todos de la mano para salir de esta crisis global sanitaria y económica.

Hablando con los músicos o amigos de Guillermo Anderson que me permiten de hacer este recorrido por lo que fue su pasaje en este mundo, tuve la posibilidad de contactar a Manuel Monestel, ​ un compositor e investigador costarricense de la música popular, especialmente aquella relacionada con la diáspora africana y la herencia afrocaribeña.

Al mandarme el audio de su anécdota pude sentir una vez más ese cariño que dejó implantado Guillermo en cada uno de nosotros, esa lección de vida que nos dejó.

Manuel Monestel me contó que la primera vez que tuvo la oportunidad de conocerlo, fue en un vuelo que realizaron juntos, que iban directo a Taiwán, a participar en un Festival. A partir de allí, nació una bellísima amistad que durará hasta la eternidad.

Después de ese encuentro Manuel Monestel y Guillermo Anderson hicieron tantos trabajos juntos, sobre todo, es de recordar un proyecto que hicieron con otro grande de la canción centroamericana, Rómulo Castro de Panamá.

Guillermo, tu carisma, tu don de gentes, hizo que cada uno de nosotros, quien te conoció e hizo parte de tu vida, que subió al tren de tu vida, nos quedáramos impregnados de tí, de todo lo bueno que desbordabas.

Te admiramos, y te lloramos cuando te fuiste de manera tan abrupta, cuando aún tenías mucho que dar a tu gente. Pero ante el destino, no hay nada que hacer, sólo queda la esperanza, de que nos volveremos a encontrar allá arriba donde estás. Como dije cuando empecé este blog, te fuiste allá arriba al Cielo, y desde allá le cantas a Dios, deleitándolo con lass notas de tu inseparable amiga, tu guitarra, que sus cuerdas acompañan ru maravillosa voz.

Manuel me cuenta su gran dolor, su nostalgia, desde que se fue este gran amigo. y lo hace a su manera.

Canción de Manuel Monestel:

Que dolor inmenso, que vacío se siente

La tristeza embarga la ausencia creciente

El cantor ya no está, se fue con su canto al Cosmos

Su espíritu vuela lejos como voló su canción

Y el recuerdo queda aquí, en lo profundo del corazón.

Cuánto sentimiento humano, engendraron tantos versos

Que cantaron a la vida y al sentir de su pueblo

Cuántos encarguitos, se llevó en su pecho.

Ya no escucharemos su risa sonora

Sus charlas nocturnas hasta deshoras,

Ya no sentiremos su energía profunda,

Su guitarra enérgica, su voz de campana

Su mirada clara, como la mañana.

El cantor se fue y se fue el amigo

Y una gran nostalgia se queda conmigo,

Y una gran nostalgia, se queda conmigo.